La excursión a la playa, así es como me dijeron que llaman a este viaje de verano.

Gijón fue el lugar que nos recibió.

Una ciudad polifacética, adaptándose a los nuevos tiempos con sus espacios culturales, de ocio y turismo y sobre todo con sus playas.

Comenzamos el día disfrutando de un viaje divertido en el bus de doble piso, mientras las de arriba tenían una visión nueva del viejo y conocido camino, las de abajo disfrutaban pensando en echar unas partiditas en las mesas acopladas a los asientos, que al final hicieron de regreso.

La primera actividad fue la visita al acuario.

Un mundo submarino cautivó nuestra atención, fondos y vida marinos, reptiles y arácnidos, recuerdos de viejas pociones de botica, toda esa naturaleza que suele estar oculta a la vista.

Seguimos en contacto con la naturaleza mientras comíamos al aire libre entre árboles, disfrutando de los sabores asturianos, la amabilidad del personal y la disposición de las viandas.

Y al fin llegó el tan deseado momento de la playa y el baño, quienes llegaron a meterse hablaban con entusiasmo del frescor del agua, el jugueteo con las olas, ahhhh…..

También hubo para las que no, el paseo marítimo hizo las delicias de las paseantes, el disfrute del aire marino, las terracitas, las artes (mimos, objetos manuales), el casco antiguo.

La hora de regreso casi nos pilló por sorpresa, algo pronto verdad?.

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Asociación de Mujeres "El Castillo"
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